En la era digital, la ciudad como paisaje cultural heterogéneo y arquitectónicamente definido con una estructura densamente edificada, sobrepasa la capacidad de carga del soporte natural. Es un sistema lineal simplificado con altas tasas de insumos de materia, energía e información y salida de desechos degradados difícilmente absorbible. Este proceso evolutivo de consolidación conlleva implícito la destrucción de ecosistemas naturales y desaparición progresiva de biodiversidad. Es imperativo fomentar la articulación entre el contexto artificial y los relictos naturales, promoviendo el incremento del verde a fin de garantizar condiciones confortables en el entorno. En la intervención directa o indirecta sobre la ciudad, ya sea a través de la planificación o la ejecución de proyectos arquitectónicos ha prevalecido una lectura “satelital”. Los artificios técnicos-planificadores han marginado la experiencia subjetiva. Muchos estudios plantean la relevancia de los procesos de urbanización y su importancia económica y política; relaciones trabajadas por otras disciplinas consideran los fenómenos físicos (o morfológicos) de la ciudad y sus implicancias en la calidad de vida urbana. Esta mirada se encuentra lejana de la sensibilidad “a pie” de la experiencia urbana. Más allá de las fronteras disciplinares, es necesario incorporar otra dimensión: la del paisaje urbano. El término espacio público se ha convertido hoy en una expresión común, identificándolo en función de su libre acceso, donde es posible la manifestación de derechos y obligaciones en el escenario cotidiano. Los espacios verdes asumen la categoría de espacio público cuando están destinados a satisfacer necesidades urbanas colectivas. El proyecto analiza la calidad ambiental de plazas y calles (estudio de casos) de la ciudad de Rosario y la valoración social de los bienes y servicios ambientales. Se propone un estudio cuantitativo de variables de confort higrotérmico, nivel de ruido, iluminación nocturna, permeabilidad y sistemas de drenaje (servicios ambientales) y cualitativo abordando las condiciones de habitabilidad, y la percepción ambiental de los usuarios (preferencias declaradas).