La ciudad como soporte
El suelo urbano en la ciudad contemporánea es un recurso escaso, o sea aquella porción del territorio que nos ofrecen las infraestructuras necesarias y los servicios esenciales asociados a la idea de ciudadanía y por lo tanto la posibilidad de acceso a la plataforma que conlleva la práctica cabal de sus derechos y la exploración de sus posibilidades, constituyendo su falta, el principal problema de inequidad y hábitat de nuestras ciudades. Si el suelo urbanizado “nuevo” se vuelve, para el conjunto de la población económicamente inaccesible, deberemos aprender a “inventar” suelo urbano sobre, entre o por debajo de la ciudad construida, entre los pliegues y los intersticios que deja el tejido urbano consolidado. Explorar arquitecturas de espacios de racionalidad múltiple pero al tiempo, sugerentes, híbridas, de gran adaptabilidad programática y de alta calidad habitativa, aprendiendo a prescindir para la nueva arquitectura, de la ortodoxia de la “tábula rasa”, esto implica necesariamente tomar a la ciudad construida como soporte para descubrir oportunidades inéditas en el hábitat contemporáneo y comprender que la formación de arquitectos hoy, radica en el desarrollo de la creatividad conceptual y pericia técnica para ser multiplicadores de suelo urbano.